lunes, 24 de octubre de 2011

Elecciones presidenciales 2011



Cristina Fernández de Kirchner s
umó 11.593.023 o 53,96 % de los votos. Nadie en la historia democrática reciente (excluido Juan Perón) obtuvo semejante caudal; pero es ella quien está instalada en el presente, de este lado del pliegue de 1983.

Su carga explosiva tiene por base el caudal histórico del peronismo; su detonante es la muerte de Néstor. “Él” -así lo invocó ella- fue quien construyó todo a partir del 22 % con el que escoltó a Menem en la primera
vuelta de 2003; sin embargo, es una vez más, ella la que está de este lado del destino, en el presente político del país.

En ese marco, la estrategia del Frente para la Victoria tuvo por fundamento una inteligente promoción de los logros de la gestión, y una no menos hábil omisión de los puntos débiles del modelo.

La promoción fabril y la sustitución de importaciones están en el mapa genético del peronismo. Gobernar es dar trabajo, dice la premisa; Cristina usó a discreción las reservas que engrosó la soja y los fondos de los jubilados que le procuró su vice electo;
financió empresarios -si allegados, mejor- y forzó estadísticas más allá de las evidencias, para dimensionar en el relato un logro legítimo.

Con trabajo, la queja gremial se vuelve lealtad; ni Moyano puede más allá de eso. Igual que con consumo, la queja de la clase media se vuelve adhesión. Otra vez a marcha forzada, la expansión monetaria procuró compras que valieron más que la inflación negada o la fuga de divisas.

Los planes sociales fueron otra clave decisiva. Cristina apropió la iniciativa opositora de la Asignación Universal por Hijo; hay menos inclusión que asistencia, como hay más necesidad que pobreza estadística.

La corrupción en la secretaría de transporte o en el caso Shoklender no mellaron fortalezas percibidas en la materia simbólica de los derechos humanos y el progreso social. Heredera del pragmatismo de Néstor, Cristina cuenta con el financiamiento de un mundo que pide los alimentos que produce la Argentina, tiene el Congreso alineado y puede gobernar por decreto. Ella encarna el poder.

Sin oposición inminente Con 16,87 % de los votos, el Frente Amplio Progresista es menos una realidad que una promesa. Los socialistas tienen mucho en pocos distritos; los radicales -que con Udeso sumaron 11,15 % de los votos- tienen poco en muchos distritos. Binner es el hombre; el radicalismo la estructura; comparten el andarivel de la socialdemocracia, pero están divorciados por sus egos.

Alberto Rodríguez Saá acumuló 7,98 %; poco para sus aspiraciones presidenciales y mucho para negociar a favor de su provincia, en el marco de un peronismo al que pertenece más allá de toda formalidad.

Lo de Duhalde con 5,89 % es la ratificación de un fin de ciclo, un punto de inflexión generacional que también se inscribe dentro de la dinámica del justicialismo.

La Alianza Frente de Izquierda y de los Trabajadores con 2,31 % demostró que el Trotskismo no crece en el país sin el aporte de Jorge Rial y su Twitter. Y Elisa Carrió se enclaustró en una resistencia personal tras el 1,84 % de los votos, que deja al ARI más cerca del fin partidario que de futuros trascendentes.

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