miércoles, 30 de octubre de 2013

Día de la revolución de la democracia

Argentina celebra hoy 30 años de la Recuperación de la Democracia.


Este día es muy importante para todos los ciudadanos de nuestro país, o 
mas bien así debería ser. Esto se celebra el 30 de octubre de cada año. Se 
trata de un día en el que Argentina consiguió de nuevo la democracia que 
años antes de alguna forma habían perdido.

Se celebra este día debido a que el 30 de octubre de 1983, tras la derrota 
del gobierno constitucional, fue nombrado presidente Raúl Ricardo 
Alfonsín. Él fue el primero en vencer a peronismo. Tras su nombramiento 
es célebre la siguiente frase del primer discurso, "El pueblo unido jamás 
será vencido".

Alfonsín fue capaz de sentar las bases de la democracia en Argentina
aunque la situación económica, social y militar no era nada fácil. Desde ese 
momento y hasta nuestros días, nuestro país vive en democracia.

En la actualidad los objetivos de la democracia deben encaminarse al 
acceso de todos los ciudadanos, a vivir de una manera digna con todos los 
derechos que la ampara.

La democracia es una doctrina socio-política, una forma de organización 
del Estado, en la cual las decisiones son votadas y aceptadas por el pueblo 
mediante mecanismos de participación y de votación. En la democracia 
se garantiza una forma de convivencia social en la que los ciudadanos son 
libres en su elección. El individuo, por el hecho de ser persona, debe 
participar en el gobierno de la comunidad a la que pertenece.

Nuestro país tiene este particular y ventajoso estilo de democracia directa 
en la cal precisamente las decisiones son tomadas y votadas directamente 
por el pueblo en el que cae la responsabilidad de elección.

Argentina vivió siete años tras el último golpe de Estado de: sufrimiento, 
decadencia, hambre, etc. 

“La libertad de poder elegir sigue siendo uno de los pilares más 
importantes para los ciudadanos que se han visto sometidos por otros 
pueblos. Gracias a esa libertad los pueblos pueden crecer y desarrollarse 
para conseguir ser un país sólido en el mundo.”

Desde la elección de Raúl Alfonsín como presidente tras la tragedia de 
la última dictadura. Una fecha que revalida la defensa de la política y 
la ciudadanía. 
Por Fernando Alonso, Director Periodístico de BAE:

”El valor de la democracia lo absorbí en la familia como la importancia 
del respeto al individuo como parte de lo colectivo, desde siempre, tanto 
que a los 9 años viví desde adentro mi primera campaña electoral en los 
convulsionados años ’70. Recuerdo atender a ciudadanos que concurrían a 
los locales partidarios para algo que ahora se resuelve con un mensajito de 
texto, averiguar la mesa y lugar de votación. Recuerdo largas caminatas por 
las calles del barrio repartiendo puerta a puerta los sobres perfectamente 
identificados en un arduo trabajo previo. Recuerdo ir de la mano de mi 
padre a mis primeros actos políticos.

Probablemente el compromiso familiar con la política hizo que llegados 
los oscuros años de la dictadura viviera una pre adolescencia marcada 
por los extremados cuidados: dónde iba, a qué hora regresaba, cómo me 
movilizaba. No tuvimos que salir del país ni vivir en la clandestinidad, 
como soportó una generación, pero aprendí a tomar recaudos que otros 
chicos de mi edad no entendían.

Discutir de política y economía en el principio de los ’80, en locales a 
puertas y ventanas cerradas, disfrazados de bibliotecas o centro culturales 
me fue dando el contenido ideológico a esa prematura militancia, 
alimentada en las marchas de la Multipartidaria, la expresión conjunta de 
los partidos políticos que me llevó por primera vez a la Plaza en marzo 
de 1982 y a conocer la asfixia que provocan los gases lacrimógenos. Una 
Plaza, La Plaza, La Histórica Plaza que volví a pisar imposible recordar 
cuántas veces, para reclamar y para festejar. En las buenas y en las malas.

Y entre tantas visitas llegó el 30 de octubre de 1983. Ya había terminado 
la secundaria y puesto en el freezer la carrera universitaria. Ya había 
presenciado cientos de actos y recorrido decenas de pueblos, así se 
denominaban sin importar si tenían 1.000 o 100.000 habitantes, llevando 
el debate político y colaborando en el armado de estructuras partidarias 
congeladas durante los años de la peor dictadura vivida en la Argentina.

Ese 30 de octubre me tocó actuar de fiscal general en mi pueblo. Recorrí 
todos los locales de votación y sentí, ahora lo asimilo, un gran orgullo 
de ser parte de ese día histórico. Como en las jornadas de Semana Santa 
del ’87 o en diciembre del ’90, cuando la ganamos la calle para defenderla

Ahora, a treinta años de aquellos días, la democracia no se discute. Ni 
aún, y esto fue el gran crecimiento cívico del país, cuando las diferencias 
políticas o los fracasos de gobiernos llevan a crisis que aprendimos a 
resolver dentro de las instituciones. Nunca más, y es el consenso nacional, 
golpear las puertas de cuarteles.”

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