Palabras alusivas
En estas horas dirigimos nuestra mirada hacia Tucumán, cuna de nuestra independencia. Momento histórico que nos proyectó al mundo como país libre.
Argentina
es nuestra Patria y tiene ya su historia entretejida de luces y
sombras, esperanzas y desilusiones, triunfos y lágrimas… páginas de
heroísmos y mezquindades.
La
Patria no puede olvidar a las etnias milenarias, arrinconadas hoy al
pie de los Andes imponentes o guarecidos de montes y esteros, abrazados a
sus leyendas.
La
Patria encierra el coraje de esos varones y mujeres que vinieron de
lejos, que se fusionaron con los naturales, creando una raza mestiza,
con valores autóctonos, con una cultura que han asimilado
recíprocamente.
La
Patria es el recuerdo venerado de esos hombres que nos legaron con la
independencia, el símbolo azul y blanco, inconfundible ante el rostro
del mundo.
Patria
es el paisaje interminable, con su proyección de mar y cielo, tierra de
montañas, ríos y bosques… Patria bendecida por todos los climas, con sus
riquezas naturales inagotables.
La Patria se fortalece en las acciones solidarias de investigadores y científicos. Patria
es la juventud que con seriedad se prepara para el mañana, aceptando
respetuosamente lo positivo que le ofrecen los mayores. Patria
hace el que defiende la justicia, el que gobierna sin ambiciones
personales y fiel a su juramento se desvive por sus hermanos.
La Patria es trabajo, es vivienda, es medicina, es educación, es comunicación respetuosa y verás. La Patria existe cuando se busca el bien común, sin segundas intenciones. Hacemos
Patria cuando actuamos con fe en Dios que nos confió un territorio
excepcional, pero que debemos cultivar y que dará sus frutos al compás
de nuestro esfuerzo. La Patria pide respeto por la vida y los bienes del prójimo.
De visita en Tucumán, en 1987, así nos animaba nuestro recordado Papa Juan Pablo II: “Creced en Cristo. Amad a Vuestra Patria. Cumplid
con vuestros deberes profesionales, familiares y de ciudadanos con
competencia y movidos por vuestra condición de hijos adoptivos de Dios”.
También
Monseñor Zaspe les hablaba así a los jóvenes santafecinos:
“Bienaventurada la Patria que cuenta con una juventud recreada en
Cristo, porque renovará su cultura, sus valores, sus instituciones, sus
cuadros sociales, sus líneas de pensamiento, sus fuentes inspiradoras y
sus modelos de vida, y recuperará así, su identidad nacional y
cristiana”.
Que
Ntra. Sra. De Luján, patrona de nuestra Patria, los inspire, proteja e
impulse a buscar el camino de la unidad y solidaridad con todos, por
encima de las lógicas diferencias. Gracias.
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